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domingo, 3 de julio de 2011

Pasión por el Chocolate

Apreciado por los mayas, que lo descubrieron, y adoptado luego por el mundo entero, el chocolate genera bienestar y despierta fanatismos todo el año. Pero con la llegada del frío, se hace un compañero indispensable. Aquí, tres originales maneras de disfrutarlo en cuerpo y alma.

¿Qué mujer es capaz de afirmar que no ama un buen chocolate? ¿Y que prefiere dejar de lado el placer que le provoca, especialmente en esos momentos en que se necesita disfrutar de algo agradable? Contrario a los mitos de los que ha vivido rodeado, el chocolate goza cada vez de mejor salud, y las cuestiones -tan temidas por todas- relacionadas a su ingesta –“Engorda”, “Tiene mucha grasa”, “Produce acné”- y otras tantas más han sido, una a una, desterradas.
No sólo se trata de uno de los productos más valorados en la gastronomía: los nutricionistas lo defienden por sus propiedades y recomiendan su inclusión en las dietas diarias.
 Además, esto hay que decirlo, a las mujeres nos hace sentir mejor. Y hasta hay algunas -como demostró un estudio llevado adelante en Inglaterra por una de las marcas líderes a nivel mundial- que hasta lo prefieren al sexo. Por suerte, el 80% de las argentinas que participaron declararon que lo mejor es combinarlos, y que “disfrutar de ambos placeres en paralelo” resulta lo ideal.
 Dulces verdades
La grasa del grano de cacao (50% aprox.) resulta una fuente fundamental de energía. En 100 gramos, aporta un cuarto de la cantidad diaria requerida. Además, las proteínas, el almidón y la teobromina y fenetilamina lo convierten en un recuperador de energía casi instantáneo, ideal para después de un trabajo físico intenso.
El consumo de chocolate favorece la liberación de endorfinas, que reducen los niveles de estrés y causan sensación de euforia, y contribuye a la producción de serotonina, un neurotransmisor que afecta el sistema nervioso y que actúa como antidepresivo.
"Al comer chocolate se segregan estimulantes que, por vía sanguínea, llegan al cerebro y estimulan la actividad cerebral, con lo cual se producen sensaciones de placer”, explica la nutricionista Pilar Llanos. “El chocolate funciona como un mimo interno". La ciencia confirma que esa necesidad de comer algo dulce "porque me lo pide el cuerpo" tiene asidero.
Así que, manos a la obra. Y a disfrutar sin culpas.

Cómo disfrutarlo mejor

El mejor es el más amargo. Es el más saludable y también el que tiene un sabor más neto.
Consumirlo siempre en forma lenta. Morder un poco y apretar con la lengua contra el paladar para que se derrita a la temperatura de la boca.
Cuanto más atrás se lo ubique en la lengua, mejor: allí están las papilas que saborean lo amargo.
Al probarlo, largar el aire por la boca (en forma retronasal), para así reconocer los aromas que va soltando al derretirse.
Evitar la combinación del chocolate con el café, porque son dos sabores muy fuertes que compiten. La bebida ideal para acompañarlo es un vino dulce o un oporto, que no tapan tanto sus sabores.

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