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domingo, 31 de julio de 2011

Womanity; Mugler logra una nueva combinación de higo y caviar con toques de madera

Thierry Mugler hace un corto para contar esa historia detrás de Womanity, además les tenemos un extracto de la entrevista a su creador realizada por Catherine Perret, Doctora en Filosofía, Profesora titular de universidad (Facultades de Nanterre, Paris x, Copenhague…)



Cuéntenos cómo comenzó la historia Womanity…

Una creación o un nuevo perfume siempre surgen como una reacción y una mejora con respecto al trabajo anterior. Yo siempre funciono así. Cuando avanzo en un proyecto, ya estoy trabajando en cierta manera en el siguiente... Esto ocurrió después de crear Angel, un perfume extremadamente embriagador, inocente y al mismo tiempo, con una fortísima sensualidad. La idea con Womanity, era completar y llegar a más mujeres, aproximarse a una feminidad más amplia. Por tanto, hacer algo aun más completo.
Para Womanity, pensé ante todo en esas mujeres dotadas de una energía increíble, que corren y viven a un ritmo trepidante. Es una energía extraordinaria que siempre me ha fascinado. Es la energía de las mujeres. La energía de hacer hijos, la energía de criarlos, la energía de manejarlos, la energía de dar y, además de todo esto, la energía de jugar, de estar guapa, de divertirse y de vivir con esa alegría, con esa franqueza, con esa honestidad. Además de ser paradójicas, además de ser muy completas, las mujeres pueden jugar. El juego, una futilidad que, a fin de cuentas, no es para nada una futilidad. Para mí, es juego es muy importante en la feminidad, ya que de lo contrario, estaría en peligro. Las mujeres se han ganado este derecho al juego a base de mucho esfuerzo, de coraje, de lucha.

¿Existen artistas, grandes figuras de las que le gustaría hablar con motivo de Womanity y que podrían encarnarla en cierto modo?

Podría hablar de Beyoncé, con la que he trabajado y que, para mí, es la viva encarnación de la superación de la técnica. Desde los 9 años, tuvo que aprender todas las técnicas del canto, del baile, del musical, del juego, etc. Podría citarle a Tracy Chapman que, al componer, introduce una especie de pequeño estribillo de paz. Extremadamente apacible. O a Norah Jones. Un alma, una expresión muy minimalista, una voz, alguien que cala en mí. 

¿Podría hablarnos de la película Womanity. La película se rodó en la Fundación Hartung de Antibes, y una de las características de este lugar es el de ser un icono de la modernidad... El surrealismo es muy importante para usted, como una fuente de inspiración…


Cuando empezamos a pensar en Womanity, cuando empecé a evocar esa necesidad mía de hacer algo a la vez inesperado, enérgico y muy completo, pensé en el surrealismo, porque es muy poético y al mismo tiempo divertido, y a veces está hecho simplemente con cuatro cosas. Es el encanto a la vuelta de la esquina… La estética Womanity se aproxima mucho al surrealismo, que ejerce en mí un gran calado, que siempre me ha transmitido algo, porque precisamente se corresponde con todo lo que yo amo: aquí no existe realmente ningún código y nos encontramos con algo totalmente inesperado. Con algo abierto, con algo emocionante, y eso me encanta.

Cuando descubrí el dadaísmo, para mí supuso toda una evidencia. Todas esas cosas que se repelen, que son repelentes, inesperadas, y que evocan sensaciones. En un mundo cada vez más formateado, cada vez más banalizado, resulta fundamental encontrarse de repente cara a cara con lo implícito. Lo implícito es muy importante.

Y por supuesto, pensé en Maya Deren. Además, Maya Deren fue una gran fuente de inspiración para esta película con sus fotos de "aparente aficionada", con sus fotos de "aparentes vacaciones", con un encanto, una poesía y una historia únicos. Entre estas imágenes existe una especie de música y de lógica que crea un auténtico universo.



En la película Womanity aparecen tres mujeres, tres mujeres de tres edades de la vida. ¿Intentó representar todas las edades en la vida de una mujer?

Para mí se trataba más de las personalidades que de las edades. Es cierto que algunas personalidades se corresponden más con una edad, pero la personalidad me interesó más que las edades. Yo diría que viví tres encuentros. Me encantó esa mujer joven, Ophélie, con su extraordinaria manera de ser ella misma, mostrándose incómoda y manifestando su malestar, incluso durante el rodaje, sin intentar quedar bien en el decorado. Ese aspecto de su personalidad me pareció extremadamente fuerte y muy cautivador. También me emocionó Patricia, por su sensibilidad, su proyección y su generosidad; y por la percepción de su experiencia vital, de los sufrimientos y de una auténtica sensibilidad interior. Y la tercera, que efectivamente representa por sí sola las tres edades: una adolescente, una mujer joven y una mujer adulta: esa es Margaret, con su carácter deslumbrante, risueño, jovial, coqueto, lleno de encanto. Me atrajeron todos esos aspectos de cada una, aunque vimos a un gran número de mujeres. Todas ellas de edades y tipos diferentes. Yo buscaba a una mujer asiática, buscábamos diferentes perfiles y, de repente, se producen estos tres encuentros que son totalmente diferentes de los demás.

Podemos sentir esto en la película, percibimos que algo está sucediendo entre estas mujeres cuando se hablan, cuando se miran... Un sentimiento que pertenece a Womanity.

¿Y sabe por qué ha funcionado? Porque efectivamente esta es la idea de Womanity, esa complicidad y esa especie de connivencia un tanto secreta. Funcionó exactamente así. Estas tres mujeres son muy diferentes, de universos muy diferentes. No se conocían y, tras un primer contacto de observación, se ayudaron entre sí. Y ocurrió así, con total sencillez, durante el trabajo que resultó ser muy pesado ya que estábamos a 40° y llevábamos fuera desde las 4h de la mañana… Pasamos entre 16 a 18 horas bajo el sol aplastante. El programa no les dejó mucho tiempo para conocerse, pero entre ellas se surgió la curiosidad y aprendieron unas de otras. Y ese es el vínculo Womanity, el hecho de que una mujer aprenda de otra. Es la idea de transmisión.


Contesía de La Riviera Thierry Mugler.


En las escenas de la película, el paso de una dimensión a otra resulta muy interesante: casi siempre se produce un paso de un interior a un exterior, de un arriba a un abajo, de la tierra al mar. Este cambio de dimensión resulta muy hermoso, porque habla del viaje... Además se ve un barco...
Por eso jugué mucho con los planos, contraplanos, picados, contrapicados y los ángulos de punto de vista.


¿Podría hablarnos del perfume Womanity? ¿Cómo se imaginó y se realizó?


La idea de Womanity era aproximarse a la vez a una energía, a una ternura, a una sencillez, a una sofisticación, y evocar una sensación, unas sensaciones y unas emociones bastante completas. Por primera vez, quise introducir una nota salada en un perfume. Con Angel, instauramos ese aspecto gustativo en perfumería y abierto a una nueva dirección olfativa. Antes estaban las fragancias verdes, orientales, florales, etc. Y ahora, gracias a Angel, se encuentran las fragancias deliciosas. Para mí, la feminidad es algo muy completo, por lo que obligatoriamente debe ser azucarado y salado. Así que quisimos encontrar un acorde con esta nota salada, conseguir un acorde dinámico y con un ritmo azucarado-salado. A decir verdad, todo es producto del ritmo. En todo lo que yo hago, ya sea una prenda, una música, una película, una foto, se encuentra esa columna vertebral que sostiene la estructura y que es el ritmo.

Me gustaría oírle hablar de todas esas contradicciones de la mujer de las que me hablaba hace un momento. Dado que usted es un inventor de imágenes de la mujer, en su opinión, ¿qué es lo que está cambiando en la percepción que la mujer tiene de sí misma? y también, en la necesidad de inventar un nuevo perfume para otro tipo de mujer…

Creo que hoy en día existe cada vez más una urgencia de afirmación, una urgencia de reconocimiento, de lo inexplicable. No podría expresarlo mejor, es algo casi inefable. Es algo tan sutil y tan rico e indefinible... Sencillamente, poner de relieve estas paradojas y esta magia. Estas paradojas son constantes, es algo permanente e inesperado, un imprevisto. Y sobre todo, lo es todo salvo algo establecido. El aspecto de la feminidad que deseo destacar hoy en día es ese lado paradójico, ese lado "sí, todo es posible", pero reconociendo que esa fuerza es de cristal. Es la fuerza frágil de las mujeres. Resulta interesante evocar las imágenes asociadas a Angel y a la moda Mugler, unas imágenes de mujer fatal, guerrera, una especie de mantis religiosa, después de ver algo totalmente diferente en la percepción de la feminidad.

¿Su visión ha cambiado o siente que está reflejando el mundo de hoy en día?

En mi opinión, no, mi visión no ha cambiado. Usted tiene en mente a esa mujer conquistadora. Pero también he mostrado siempre lo contrario: una mujer más silenciosa, más virginal, más inocente. De hecho, lo hice muy a menudo, en los desfiles en los que aparecían ejércitos de conquistadoras y, de repente, llegaba una adolescente con un ramillete de trigo.

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